FUENTE: Diario Los Andes
La impresión 3D llegó para revolucionar muchas cosas, entre ellas, la medicina, con el impacto que esto implica en la calidad de vida de las personas.
En este proceso de desarrollo de esta alternativa, inauguran el primer Instituto de Medicina 3D de la Argentina que permitirá diseñar e imprimir implantes metálicos a medida del paciente. De este modo, se podrá acceder a implantes que antes no se obtenían y se ampliarán las opciones terapéuticas. Está en el Instituto de Medicina 3D del Hospital Universitario Austral de Buenos Aires, una entidad sin fines de lucro dedicada a la asistencia, la docencia y la investigación biomédica. Es un hospital general de agudos y alta complejidad.
Según detallaron desde la organización, el IM3D hará más accesible ―tanto para pacientes como para la comunidad médica― una tecnología de vanguardia que, entre otras posibilidades, permite crear modelos 3D de anatomía específica de las personas, que ayudan a la planificación quirúrgica y a la formación de médicos, además de contribuir a que los pacientes tengan una mayor comprensión de los procedimientos.
También se diseñan e imprimen implantes metálicos a medida de las personas. El IM3D es el único en su estilo en la Argentina y en América Latina que cuenta con un ingeniero full time en su equipo.
Para que sirve la impresión 3D en medicina
“La impresión 3D ofrece la posibilidad de reconstruir estructuras que antes no podían ser reconstruidas, sobre todo en pacientes de edades extremas ―por ejemplo, niños―, o en regiones anatómicas donde habitualmente no se usan prótesis ―como la rodilla o la cadera―”, explica el doctor Marcos Galli Serra, especialista en ortopedia y traumatología y actual coordinador del IM3D. “Esta tecnología también nos permite usar injertos de banco, es decir, trasplantes de hueso, de una forma mucho más precisa para reconstrucciones de segmentos específicos en la articulación, gracias a la planificación virtual”, añade.
“En nuestra casuística, este sistema ha demostrado que podemos disminuir el riesgo de recaída tumoral un 42 %, sobre todo en pacientes oncológicos con tumores muy grandes, que deforman o destruyen el hueso. Además de reducir la tasa de recaída de la enfermedad, disminuye el tiempo de la cirugía, de la internación y el índice de complicaciones”, señala el médico.
En este proceso de desarrollo de esta alternativa, inauguran el primer Instituto de Medicina 3D de la Argentina que permitirá diseñar e imprimir implantes metálicos a medida del paciente. De este modo, se podrá acceder a implantes que antes no se obtenían y se ampliarán las opciones terapéuticas. Está en el Instituto de Medicina 3D del Hospital Universitario Austral de Buenos Aires, una entidad sin fines de lucro dedicada a la asistencia, la docencia y la investigación biomédica. Es un hospital general de agudos y alta complejidad.
Según detallaron desde la organización, el IM3D hará más accesible ―tanto para pacientes como para la comunidad médica― una tecnología de vanguardia que, entre otras posibilidades, permite crear modelos 3D de anatomía específica de las personas, que ayudan a la planificación quirúrgica y a la formación de médicos, además de contribuir a que los pacientes tengan una mayor comprensión de los procedimientos.
Inauguran el primer Instituto de Medicina 3D de la Argentina que permitirá diseñar e imprimir implantes metálicos a medida del paciente
Inauguran el primer Instituto de Medicina 3D de la Argentina que permitirá diseñar e imprimir implantes metálicos a medida del paciente
También se diseñan e imprimen implantes metálicos a medida de las personas. El IM3D es el único en su estilo en la Argentina y en América Latina que cuenta con un ingeniero full time en su equipo.
Como se aplica
“La impresión 3D ofrece la posibilidad de reconstruir estructuras que antes no podían ser reconstruidas, sobre todo en pacientes de edades extremas ―por ejemplo, niños―, o en regiones anatómicas donde habitualmente no se usan prótesis ―como la rodilla o la cadera―”, explica el doctor Marcos Galli Serra, especialista en ortopedia y traumatología y actual coordinador del IM3D. “Esta tecnología también nos permite usar injertos de banco, es decir, trasplantes de hueso, de una forma mucho más precisa para reconstrucciones de segmentos específicos en la articulación, gracias a la planificación virtual”, añade.
“En nuestra casuística, este sistema ha demostrado que podemos disminuir el riesgo de recaída tumoral un 42 %, sobre todo en pacientes oncológicos con tumores muy grandes, que deforman o destruyen el hueso. Además de reducir la tasa de recaída de la enfermedad, disminuye el tiempo de la cirugía, de la internación y el índice de complicaciones”, señala el médico.
La fundación del IM3D es la culminación de un proceso iniciado en 2016, cuando el Hospital Universitario Austral creó una unidad inicial que fue evolucionando hasta convertirse en este valioso instituto. En estos años de innovación y dedicación, la Institución realizó 103 planificaciones 3D, 89 guías de corte, 30 implantes a medida y 4 biomodelos.
Sobre la creación del IM3D, Galli Serra expresa: “Cuando viajé a Inglaterra en 2012 para observar esta técnica que allí ya se venía utilizando, tuve el sueño de poder aplicarla en nuestro país algún día. Ver ese sueño plasmado, ver la cantidad de pacientes que se benefician con el uso correcto ―y no el sobreuso― de la tecnología, es realmente gratificante. La creación de este instituto es el broche de oro que el proyecto necesitaba”.
Un caso de éxito
Desde el hospital compartieron uno de los casos en los que contar con esta tecnología permitió mejorar la calidad de vida de un niño.
Toto tenía 8 años cuando empezó a sentir un fuerte dolor en la rodilla izquierda, inflamada sin motivo aparente. En plena pandemia, en abril de 2020, sus padres ―Martín Farinasso y Romina Graña― lo llevaron a su pediatra de cabecera, que les recomendó que fueran pronto al Hospital Universitario Austral a ver al doctor Marcos Galli Serra.
El diagnóstico del pequeño fue osteosarcoma de tibia izquierda. “A pesar del shock inicial, nos dio tranquilidad que Marcos y su equipo nos explicaran con claridad cómo iba a ser el tratamiento: desde los ciclos de quimioterapia hasta la cirugía en la que le reemplazarían la tibia por una prótesis 3D hecha a medida”, recuerda Romina, rememorando cuánto la sorprendió saber que existía aquella alternativa. El tratamiento resultó un éxito: “Hoy mi hijo lleva una vida normal, va al colegio caminando, juega al fútbol dos veces por semana en el club del barrio”, cuenta la mamá de Toto y de Cata, su hija de 16, “que acompañó mucho a su hermano y colaboró siempre para que todo fuera más fácil y funcionáramos como un gran equipo!”.
“Cuando empezó todo, él medía 1,40 m y ahora, a sus 12 años, ya tiene 1,62 m de altura”, añade esta pastelera del barrio de Flores, que siempre acude a los controles con dulces y tortas caseras.